Por: Marlene Socorro Herrera Huerta
https://www.facebook.com/marlene.huerta1?mibextid=ZbWKwL
Todos nosotros nos sentimos felices cuándo estamos contentos. Pero cuándo atravesamos dificultades, es ahí dónde nuestra fortaleza se ve estable o inestable en cada caso. Y al ver en el atrás, en lo que dejamos , en esas HUELLAS DE ARENA, como la arena al pisarla dejamos recuerdos, vivencias, alegrías, decepciones, tropiezos , aciertos, etc, todo un mar de emociones y sentimientos que nos conmueven. Pero todo eso que dejamos nos forja el carácter, y nuestra personalidad es otra. No es la misma de ayer que la de hoy , o la que será del mañana.
Así que luchemos por plasmar huellas de arena como una gran meta que podamos hacer una gran huella, una excelente. Las huellas nos hablan, ríen, enojan,lloran, todos los sentimientos habidos y por haber.
Y nos educan tales huellas que nos limitan si eso pensamos o nos llenan de una confianza para no limitarnos en lo absoluto.
Nuestros límites los ponemos nosotros mismos, así que enfoquemos nuestras fortalezas para dejar huellas pero no de arena sino huellas que plasman seguridad, éxito y prosperidad hacia nuestras vidas.
Nos instruyen esas huellas que al ver en ellas todos nosotros nos reiremos de cada aventura, desaciertos, Dolores de cabeza, porque de eso se trata la vida de divertirnos con nosotros mismos. Uno es el reflejo de lo que dejamos o tomamos de cada veteranía, pero encaminemos todo para obtener ganancias emocionales, o sea, vivencias que nos enriquezcan a cada minuto, a cada momento y a toda nuestra viveza.
En resumen, dejemos huellas para gozar esta realidad: la vida misma.