La Adversidad de la Vida

Por: Marlene Socorro Herrera Huerta

 Marlene_magdaline@hotmail.com

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En nuestras vidas nos sentimos a veces sin saber que rumbo tomar. Y ahí está, surge:  La adversidad.  Está tan cerca que nadie se escapa de ella.  Al parecer todos tenemos luchas de todo tipo y debemos de aprender de la misma. Pero dónde está la médula del asunto. Nos sentimos perdidos, no sabemos qué hacer, qué decir, cómo actuar ni a dónde ir. O sea, nada nos pasa en la mente qué hacer.

Pero no se preocupen, no son los primeros, ni los últimos. A todos nos pasa en algún momento de nuestras vidas. La adversidad surge en ese momento. Tenemos que tener el coraje de salir adelante. No todo está perdido. Tenemos que reflexionar, hacer una planeación sobre esta situación, por más dura que parezca ésta, debemos tener la calma. No todo está perdido. Debemos de ver la luz en la oscuridad. Ahí está nuestra fortaleza.

Tenemos diferentes sistemas en nuestro cuerpo, cada uno se ayudan entre sí. De esa manera debemos actuar. Nosotros tenemos fortalezas, debilidades, aptitudes, defectos, virtudes, un sinfín de características. Y si unimos todos éstos, nos complementamos. Somos el producto de esa combinación. La solución está aquí. Ayudarnos a nosotros mismos con la ayuda divina es la resolución. Es un camino muy sabio, porque la ayuda del Padre nos alimenta con su Palabra. Como dice el Proverbio: 12:21 ninguna adversidad acontecerá al justo, más los impíos serán colmados de males.

De esa manera la adversidad es importante en nuestro desarrollo, hace que incrementemos habilidades y cualidades que nos hacen diferentes y únicos al mismo tiempo.

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