Por: Marlene Socorro Herrera Huerta
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Cuán extraordinaria experiencia es vivir la verdadera amistad. Es vivirla al máximo. Uno se siente en nuestra talla máxima, es decir, uno se siente como uno es. Hay personas que encajan con nosotros tanto, donde hay una mezcla de esencia mutua, que se estrechan como lazos que a través del tiempo se van haciendo raíces cada vez más fuertes, que poco a poco se van entrelazándose y se vuelven inseparables. Y son como amistades que no se rompen ni con el tiempo ni con la distancia, son duraderas. Esas son las que se deben de dar importancia, las que valen la pena preservar.
Las amistades con estas características son realmente valiosas. Es mutua, estrecha y unida relación que se vuelven leales. La amistad es vivir una magia inexplicables con nuestras verdaderas amistades.
Es como estar en un globo aerostático con su imponente tamaño, que se recopila en una experiencia de poder estar en las nubes , apreciando y valorando el recorrido de aquella aventura.
En recapitular, la amistad es una complicidad de sentimientos que son afines en las dos partes. Y se vuelve a través del tiempo, relaciones intrínsecas para toda la vida.